9 de junio de 2025
Revelación sobre la vida de Michael Schumacher: los “tres hombres de la F1” que lo visitan tras el accidente
Según reconstruyó The Telegraph, un trío de personalidades son los únicos que vieron al múltiple campeón junto a su círculo privado
Jean Todt, quien fue jefe de equipo de la escudería italiana y una figura paterna durante la trayectoria de Schumacher en el equipo con sede en Maranello, es considerado el visitante más frecuente fuera del círculo familiar. Todt ha relatado con moderación en los últimos años que suele ver al piloto aproximadamente dos veces por mes, compartiendo incluso momentos donde miran juntos carreras de Fórmula 1 por televisión. Aunque mantiene la discreción que exige la familia, Todt ha deslizado que “ya no hay la misma comunicación que antes”, lo que respalda la versión de que Schumacher no puede hablar y depende enteramente de sus cuidadores.
El tercer nombre más citado por el medio británico fue el de Gerhard Berger, ex corredor y antiguo adversario de Schumacher en las pistas, pero amigo cercano fuera de ellas. Aunque su papel como visitante habitual no fue confirmado oficialmente, distintas fuentes lo colocan entre los pocos que han podido traspasar el cerco de privacidad máximo impuesto por la familia Schumacher.
La férrea privacidad se extiende a toda la vida social y familiar de los Schumacher. Incluso en la boda de su hija Gina que se llevó a cabo en septiembre de 2024, Uno de los efectos colaterales de este sistema es la multiplicación de rumores, teorías y hasta casos judiciales: desde intentos de extorsión con material robado a chantajes por fotos y datos médicos. La familia ha tenido que reforzar su blindaje, mientras ex integrantes del entorno como su histórico representante Willi Weber critican el secretismo y piden transparencia con los aficionados, algo que la familia rechaza de manera tajante.
Hoy, a sus 56 años, el campeón más condecorado de la historia de la F1 junto a la figura de Lewis Hamilton permanece fuera de la vista pública, sostenido por su familia y apenas accesible para un puñado de viejos amigos. El cerco se justifica en la obsesión mundial por conocer su estado y por las múltiples amenazas que se han cernido sobre su privacidad y su integridad a lo largo de los años.Mientras tanto, el peso simbólico de sus iniciales bajo la visera de un casco, y la lealtad de ese reducido grupo de visitantes, son los únicos indicios de la vigilia silenciosa que rodea a Michael Schumacher, cuyo legado permanece intacto en la memoria de la Fórmula 1.